Hace más de 25 años que el entonces subsecretario de Ecología de la Provincia de Misiones, Dr. Luis Honorio Rolón y el naturalista Juan Carlos Chebez, "descubrían" un lugar mágico en la Provincia: la "pampita" de San Ignacio, un pequeño terreno sobre el camino a Teyú Cuaré, con una flora única para el país e incluso con endemismos únicos en el mundo.
Así se reconocen dos especies típicas de la formación conocida como el "cerrado" brasileño, el árbol predominante en el sitio, conocido localmente como Urunday Blanco, es en realidad una leguminosa de nombre científico Acosmium subelegans y que no tiene ningún parentesco con el verdadero Urunday, característico del sur misionero, y que pertenece a la familia botánica de las Anacardiáceas (como el Quebracho colorado).
Pero quien se lleva el premio mayor es la palmera enana o pindó poñí (Allagoptera campestris).
Efectivamente esta palmerita es un caso único en la naturaleza, tiene su tronco enterrado en el suelo y solo sobresalen las hojas y en su época correspondiente florece y tiene frutos apenas a unos centímetros del suelo, toda una rareza y una curiosidad botánica.
Posiblemente esta adaptación de la palmera y la corteza corchosa del árbol sean adaptaciones al paso del fuego (pulsos de fuego recurrentes).
Salvo en este lugar de San Ignacio, no hay en todo Argentina estas dos plantas y debe remarcarse que aquí colectaba especimenes interesantes el escritor Horacio Quiroga y los llevaba a identificar a la antigua Estación Experimental de Loreto.
Estos descubrimientos atrajeron a numerosos investigadores y con el tiempo fueron apareciendo nuevas "rarezas" botánicas, para el pequeño sitio.
Así los científicos que la recorrieron descubrieron una planta nueva para la ciencia, ya que es un endemismo, denominada precisamente Vernonia teyucuarensis, de la Familia de las Compuestas, una planta de la Familia de las Labiadas denominada Lippia lipulina y hasta una Gramínea (la familia botánica de los pastos) que puede llegar a estar en algún otro lugar, pero hasta ahora solo se la conoce solamente allí, llamada Mesosetum comatum.
Como suelo visitar el lugar frecuentemente y llevo a mucha gente a visitarlo, dado el raro y mágico interés que despierta, si se lo explica bien, veo como el mismo se va degradando, a pesar que hay dos leyes provinciales que declaran "Monumentos Naturales Provinciales" (con carteles indicativos en el sitio) al Urunday blanco y a la Palmera enana (Leyes provinciales Nº 3.873 y 4.129).
Nunca estuvo bien, pero la última vez que pasamos por allí fue para asustarse: hay basura que se tira por cualquier lugar, quemas, préstamos de tierra, caminos que se abren por todos lados y se ensanchan cada vez más, árboles hachados…
Se podrá decir que esta "pampita" le puede interesar solo a algunos botánicos y científicos, pero la realidad es que podría ser el inicio, debidamente explicada, de un recorrido turístico de gran calidad, que redescubre un aspecto nuevo del gran escritor de la Selva y que muestra curiosidades botánicas únicas en el mundo y que constituyen verdaderas "joyas" que deberían valorizarse adecuadamente.
La aventura sigue en los peñones del Teyú Cuaré y Osununú, donde la Provincia nunca pudo ampliar su pequeño Parque de menos de 80 hectáreas, que tiene las características y la impronta turística para convertirse en un verdadero Parque del tipo "5 estrellas", porque tiene una belleza escénica que asombra, la vista del Río Paraná en toda su magnitud, historias increíbles, como la Isla del Barco Hundido, la "casa del Alemán" con todo su significado misterioso, una construcción Jesuítica de dos plantas, tipo observatorio y una rica mitología regional, que unida a una naturaleza impresionante, conforman un conjunto asombroso, diverso y valioso que debe preservarse y mostrarse con orgullo.
El tema que ahora se agrega la inundación del Valle del Cuñá Pirú, por parte de la Entidad Binacional Yaciretá (EBY) y hasta pérdidas de costas por la suba del Río Paraná, en el propio Parque Provincial, tan exiguo de por sí ¿no se podría reclamar una medida compensatoria para preservar estos tesoros misioneros?
Posadas, Octubre de 2009Fuente: Diario Primera Edición
Comentarios