Corazones sensibles por naturaleza: rescate de fauna acuática

Para muchos, los humanos somos la única especie en el planeta que tiene derecho a vivir y a estar bien. Todas las demás, estan para servirnos y, si tienen un sistema nervioso capaz de producirles dolor o un cerebro desarrollado para hacerlos percatarse de lo mal que estan, pues peor para ellos.

Por otro lado, están quienes defienden a la naturaleza porque quién sabe qué medicamento o ventaja pueda sacarse el día de mañana de alguna especie. Otros lo hacen por proteger al ambiente y a las especies para bien de nuestros propios hijos o nietos.

No obstante, hay unos pocos, lamentablemente los menos, que salvan a los individuos que pueden, de las especies que sean, solo por respetar su derecho a la vida y a estar bien. No precisa ser un mamífero para tener derecho a vivir.

En La Emilia, cerca de San Nicolás de los Arroyos, se están haciendo obras sobre uno de los brazos del arroyo. Para eso, lo cerraron y un buen tramo quedó estancado. La empresa se dispuso a secarlo extrayendo el agua restante con bombas.

En esa instancia es que Alberto Boscacci, director del Museo de Ciencias Naturales de La Emilia, convocó a los vecinos que quisieran ayudarlo. ¿Para qué? Para poder pasar los peces atrapados hacia el otro brazo del arroyo. ¿Por qué? Bueno, pues para que no se mueran.

Y así, chapaleando en el barro, salvó cientos de vidas de peces y tortugas acuáticas. Es cierto que millones de peces terminan en las pescaderías o mueren naturalmente, pero ¿porque mirar para otro lado cuando hay cientos de vidas a punto de extinguirse porque nadie se va a meter en el barro por ellas?

¡Ojalá hubieran varios miles de Alberto Boscacci para tantos que necesitan, a veces, de una mano que los saque del barro sin fijarse cual es tu posición social, el color de tu piel o, siquiera, de qué especie sos!