Por cada 1.000 anzuelos que se tiran al mar, 14 tortugas quedan atrapadas. Esto supera la tasa mundial de dos tortugas por cada 1.000 anzuelos.
“Ese dato pone a Costa Rica como el país con la mayor captura de tortugas con palangre”, comentó Randall Arauz, biólogo y autor del estudio sobre el impacto de la pesquería de pez dorado en tortugas marinas y tiburones.
Esta situación no se da adrede. Las tortugas marinas no suelen ser objetivo de pesca en el país, pero pueden quedar atrapadas en los anzuelos. Esto se conoce como “pesca incidental” (accidental).
Aparte de Arauz, Sophie Whoriskey y Julia Baum, de la Universidad de Dalhousie, Canadá, firman el artículo que fue publicado en la revista científica Biological Conservation.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores realizaron observaciones a bordo de 12 embarcaciones de la flota Papagayo Seafood, en playa del Coco.
Las observaciones se realizaron entre 1999 y el 2008. En total, se contabilizaron 217 lances, es decir, se tiró la línea de pesca esa cantidad de veces.
Los investigadores registraron todas las capturas, anotaron si el animal venía muerto o vivo y el uso que se le dio a este después, ya fuera que se devolviera al mar, se colocara en los congeladores o se usara como carnada.
Dorado y palangre. La pesca accidental de tortugas se relaciona con la pesca de dorado.
Costa Rica es el quinto exportador de pez dorado en el mundo, con 4.792 toneladas al año. El dorado se pesca con palangre. Este método consiste en tirar al agua una línea de nailon de 25 kilómetros de largo, provista de boyas para que flote y, cada diez metros, con un rejo o cordón que lleva el anzuelo, y este alcanza una profundidad de entre 15 y 20 metros.
La mayor captura de dorado se da entre octubre y febrero, con un pico entre diciembre y enero.
Durante el tiempo que se realizó el estudio, se capturaron 6.884 dorados en 217 lances. “Eso apenas son 53 dorados por 1.000 anzuelos”, dijo Arauz.
En el año, la pesca de dorado varía entre tres y 122 peces por cada 1.000 anzuelos. “Esto demuestra que el dorado es muy estacional: cuando es la época, hay un montón”, dijo el biólogo.
Aunque no es el objetivo, las tortugas lora son la segunda especie más capturada por la flota palangrera. Según el estudio, se capturaron 1.348 animales en 217 lances. Eso sería nueve tortugas por cada 1.000 anzuelos.
Las mayores capturas suceden entre julio y noviembre, con picos entre setiembre y octubre.
Asimismo, hay una variación anual que va de los 3 a los 22 individuos por 1.000 anzuelos. “Se comprueba que la tortuga lora es también muy estacional, pero su época de abundancia no coincide con el dorado, lo que permitiría opciones para protegerla”, dijo Arauz.
En contraste con el pez, la captura de tortuga lora aumentó con los años. En 1999 se pescaban dos tortugas por cada 1.000 anzuelos, pero en el 2008 fueron 39 tortugas por cada 1.000 anzuelos.
Asimismo, entre más lejos está la embarcación de la costa se disminuye el número de tortugas encontradas en la línea de pesca.
“Eso tiene que ver con la temporada y las playas de arribada de esta tortuga que son Nancite y Ostional. Lógico, entre más cerca se esté de los sitios de anidación en la costa más tortugas va a haber”, explicó Arauz.
Otra observación que hicieron los científicos fue que los pescadores dejaban la línea de pesca en el agua por más tiempo con el fin de atrapar más peces. Esto, más bien, subió la captura de tortugas lora: se pasó de 7 a 21 animales por cada 1.000 anzuelos, si se aumentaba de 7 a 26 horas.
Por otra parte, la mortalidad de tortugas fue relativamente baja. Del 100%, solo perecieron el 2% y esta situación puede revertirse. “Eso va a depender del pescador y las consideraciones que tenga cuando le quita el anzuelo a la tortuga. Ya está comprobado que, con cuidado y un tipo de anzuelo circular que tiende solo a pegarse en la boca del animal, se puede mitigar el impacto”, afirmó Arauz.
Ahora, aunque el tiburón tampoco es el objetivo de pesca, sí está entre las especies más capturadas y se le considera como pesca complementaria.
Las mayores capturas de tiburón sedoso o gris ocurrieron entre julio y noviembre, con un pico entre setiembre y octubre.
Así como con el dorado, la población de tiburón ha disminuido durante los últimos años. Pasó de 4,7 por 1.000 anzuelos en 1999 a menos de 1 por cada 1.000 anzuelos en 2008.Ante los resultados del estudio, Arauz propone programar el esfuerzo pesquero a lo largo del año. Además, el experto cree necesario capacitar a los pescadores nacionales en técnicas de manipulación de tortugas para removerles el anzuelo y así minimizar su mortalidad.
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