Emisiones de CO2 en América Latina y el Caribe


Argentina es miembro del grupo negociador G-77 y tiene una postura crítica hacia los países industrializados que se niegan a reducir sus emisiones. No aboga por temas de cambio climático con tanta fuerza como otros países del G-20 (Brasil y México), pero sí pide enérgicamente que se provea a los países en desarrollo de tecnologías adecuadas. El gobierno argentino no ha anunciado qué medidas adoptará para mitigar los efectos del calentamiento global.

Vulnerabilidad: los modelos climáticos indican que las lluvias aumentarán en algunas partes del país y disminuirán en otras. Un aumento provocaría inundaciones en el noreste y centro del país, incluyendo Buenos Aires, así como a lo largo del río Paraná. Si el nivel del agua sube, las áreas costeras del estuario del Río de la Plata se verían afectadas. El volumen de los glaciares (hasta 25ºS) está disminuyendo aceleradamente. Según un estudio de 2006, la producción hidroeléctrica del área sureña de Comahue, que actualmente produce más de un cuarto de la energía hidroeléctrica del país, se reduciría en casi un tercio para la década de 2020 debido a una caída en los niveles fluviales.

Bolivia
Es miembro del ALBA -junto con Cuba, Ecuador, Honduras, Nicaragua y Venezuela-, grupo que hace énfasis en la responsabilidad histórica de los países industrializados respecto al calentamiento global. Rechaza cualquier reducción en las emisiones en los países en desarrollo, se opone a las soluciones para la deforestación que provengan del sector privado y está a favor de que los gobiernos occidentales desembolsen grandes sumas para ayudar a la adaptación. Apoya la creación de un tribunal climático internacional que "haga a los países industrializados pagar su deuda climática". El presidente Evo Morales es un firme promotor del principio de los pueblos indígenas de vivir en armonía con la naturaleza. Bolivia cuenta con un influyente grupo civil de presión social para el cambio climático conocido como la Plataforma.

Vulnerabilidad: Bolivia alberga cerca del 20% de los glaciares tropicales del planeta. Ciudades como La Paz y El Alto son particularmente vulnerables al derretimiento acelerado de los glaciares ya que gran parte del agua que beben sus habitantes proviene de ellos. Cerca del 40% de su energía proviene de la hidroelectricidad. Miles de campesinos pobres dependen del derretimiento de los glaciares para regar sus cultivos. Episodios de clima extremo podrían causar más inundaciones y sequías en diferentes áreas del país.

Brasil
Es un miembro muy influyente del grupo negociador G-77 y ha adoptado históricamente la postura -compartida por China e India- de que los países desarrollados deberían ser los primeros en realizar reducciones profundas de sus emisiones. No obstante, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva anunció que Brasil está dispuesto a reducir entre 36 y 39% de la cantidad de emisiones proyectada para 2020. Gran parte de estos cortes provendría, señala, de una disminución del 80% en la deforestación para 2020 y el paso de carbón mineral a carbón vegetal. Además Brasil continuaría dependiendo de biocombustibles como el etanol de caña de azúcar. El país es una voz de peso en las negociaciones sobre Reducción de Emisiones por la Deforestación y la Degradación (REDD) y se inclina más por el financiamiento con dinero público por parte de los gobiernos que por parte de los mercados privados. Noruega se comprometió a contribuir con US$1.000 millones durante siete años bajo la condición de que la deforestación disminuya todos los años.

Vulnerabilidad: El modelo climático del Centro Hadley advierte que un aumento de 2ºC en la temperatura global provocaría una pérdida de la selva amazónica de entre 20 y 40% en el próximo siglo, mientras que un aumento de 4ºC acabaría con el 85%. Gran parte de la parte este de la Amazonía podría ser reemplazada por sabana. La degradación de la selva podría significar una disminución de lluvias y consecuentes sequías y una menor regeneración de la selva tropical. A escala mundial, los trópicos son uno de los factores más influyentes en los sistemas climáticos del mundo y la destrucción de grandes partes de la Amazonía podría alterar sustancialmente estos sistemas.

Países del Caribe
Negocian como miembros de la Alianza de Pequeños Estados Insulares, de 42 miembros, particularmente vulnerables a los aumentos en el nivel del mar. La Alianza reclama cortes profundos por parte de los países industrializados para garantizar que las temperaturas globales no aumenten más de 1.5ºC. Aspiran a que las emisiones globales alcancen su punto máximo en 2015 y que para 2050 hayan caído 85%, llegando a un nivel menor al de 1990. También buscan que los países ricos gasten al menos el 1% de su PIB en reparar "daños infligidos al clima". Guyana fue pionero en ofrecer proteger su selva tropical a cambio de dinero extranjero. En noviembre el gobierno de ese país anunció un acuerdo según el cual Noruega entregá US$250 millones hasta 2010 para ayudar a evitar la deforestación.

Vulnerabilidad: Según el Banco Mundial, las Bahamas, Surinam, Guyana, Belice y Jamaica son los países más vulnerables ante un eventual aumento de un metro en el nivel del mar. Por ejemplo, en Guyana cerca del 90% de la población vive en el cinturón costero que se encuentra a 1,4 metros bajo el nivel del mar. Para muchos países caribeños, la combinación del aumento en el nivel marino y una mayor intensidad de los huracanes debido al calentamiento de los mares causará problemas más inmediatos. La destrucción de los arrecifes de coral es uno de los muchos problemas que afectan a la industria del turismo.

América Central (El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá)
El Salvador, Honduras y Nicaragua tienden a compartir los puntos de vista del ALBA en las negociaciones. Panamá apoya tanto la posibilidad de realizar sus propias reducciones en la emisión de gases como las soluciones de libre mercado a la deforestación. Guatemala tiende a no compartir la postura del ALBA.

Vulnerabilidad: según el Banco Mundial, las pérdidas económicas resultantes de los daños producidos por el aumento de la intensidad y/o frecuencia de los huracanes podría triplicarse o cuadruplicarse en los próximos quince años. Los arrecifes de coral y manglares de la región están en gran peligro a causa del calentamiento de los mares. Las partes bajas de El Salvador y las áreas de la costa pacífica de Costa Rica son susceptibles ante el aumento del nivel del mar, mientras que Guatemala y Honduras están bajo especial riesgo ante cualquier aumento de episodios de clima extremo. El modelo del Centro Hadley prevé caídas importantes en las lluvias en América Central durante las próximas décadas.

Chile
En diciembre de 2008, Chile lanzó un plan de adaptación nacional en el que se comprometía a reducir sus emisiones de carbono. Sin embargo, no ha establecido plazos ni objetivos. Podría enfrentar presiones para que defina sus metas de mitigación debido a su deseo de incorporarse a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Pero esto será difícil, en parte debido a sus crecientes inversiones en nuevas plantas de electricidad a carbón y las altas emisiones del sector del transporte. A algunos de los exportadores chilenos les preocupa además que sus productos (en especial frutas y vino) sean afectados por barreras comerciales dependientes de las emisiones de carbono.

Vulnerabilidad: Debido a su peculiar geografía, Chile tiene más opciones para adaptarse al cambio climático que otros países latinoamericanos. Sin embargo, la agricultura (en especial la vitivinicultura), la silvicultura y la energía hidroeléctrica son vulnerables a las altas temperaturas o a los problemas en el abastecimiento de agua. Más de la mitad del suministro energético del centro de Chile proviene de la energía hidroeléctrica generada por el agua que proviene de tres cuencas que probablemente se reducirán debido a la merma en las lluvias.

Colombia
Es miembro del G-77 más China. En marzo de 2009 se arriesgó y se unió a los pequeños estados insulares al pedir a los países desarrollados que reduzcan 45% sus emisiones para 2020, más allá del 20-40% que normalmente pide el G-77. Está a favor de soluciones de libre mercado a la deforestación y dispuesta a beneficiarse de los Mecanismos para un Desarrollo Limpio (MDL).

Vulnerabilidad:Posiblesaumentos en el nivel del mar que afecten las costas del Caribe y el Pacífico, degradación de páramos y un aumento en desastres climáticos relacionados con los fenómenos de El Niño y La Niña.

Costa Rica
Pionero en adoptar políticas verdes, pertenece a un pequeño grupo de países -junto con Noruega, Suecia, Islandia, Maldivas, Mónaco y Nueva Zelandia- que apuntan a llegar a llegar a tener saldo cero de emisiones de carbono. En el caso de Costa Rica, hacia 2021. El país plantó cinco millones de árboles en 2007 y se propuso plantar otros siete millones en 2008. Su principal reto será reducir las emisiones de su sector del transporte. Costa Rica reclama públicamente que los países en desarrollo como Brasil, India y China también deben reducir sus emisiones. Costa Rica es un miembro activo de la Coalición para Países con Bosques Tropicales y busca más fondos internacionales para evitar la deforestación, prefiriendo las soluciones provenientes del sector privado. Es un país pionero en el sistema de pagos por servicios ambientales (agua, captura de carbón, conservación de la biodiversidad, belleza escénica y recreación), por los cuales el gobierno le paga a los dueños de la tierra.

Vulnerabilidad:Es particularmente vulnerable al cambio climático debido a su rica biósfera tropical, que alberga a cerca del 5% de las especies animales y vegetales del planeta, pese a su pequeño tamaño. Suele citarse como la primera "víctima" del calentamiento global al sapo dorado, que habitaba los bosques de Costa Rica y desapareció a fines de la década de 1980 debido a cambios en los sistemas de nubes.

Cuba
Cuba se alinea con la posición del ALBA. Está a favor de objetivos "serios y ambiciosos" por parte de los países desarrollo para reducir sus emisiones y se opone a las soluciones basadas en el mercado. También quiere que los países ricos pongan sobre la mesa grandes sumas de dinero y que transfieran tecnología y asistan a los países pobres y vulnerables que no cuenten con las capacidades técnicas e investigativas de Cuba. Su Ministerio de Ciencia y Medio Ambiente afirma que la REDD está sobrevalorada y que la cuestión de las emisiones de los países ricos es más urgente.

Vulnerabilidad: Cuba es vulnerable debido a la mayor frecuencia e intensidad de los huracanes, el aumento en el nivel del mar, la salinización de las tierras cultivables y cualquier cambio en el patrón de lluvias que pueda provocar sequías. Su sector turístico, vital para su economía, podría verse afectado negativamente si los veranos europeos fueran más cálidos, si hubiera más huracanes y si aumentaran de los niveles del mar, amenazando las costas y la capital, La Habana.

Ecuador
Es miembro del ALBA. Su propuesta principal, la iniciativa Yasuní-ITT, sugiere que la comunidad internacional (en especial los gobiernos europeos) debería pagarle a Ecuador para que no explote el parque Yasuní, un área de selva amazónica que alberga cerca del 20% de las reservas de petróleo del país. La idea es crear bonos de petróleo por valor de entre US$3.000 y US$5.000 millones equivalentes al valor de las emisiones de carbono que se evitaron al no explotar el crudo, preservando así la selva. El dinero sería depositado en un fondo de inversiones y los tenedores de los bonos tendrían poder de decisión respecto a cómo ese dinero será gastado en programas de preservación y proyectos de energías alternativas. El gobierno alemán aceptó desembolsar US$400.000 en apoyo al plan.

Vulnerabilidad: Los cambios en la disponibilidad del agua (proveniente de los glaciares, de la caída de lluvias o de alteraciones en los páramos) podría afectar el acceso al agua potable en Quito y otras ciudades, así como al sector hidroeléctrico, fuente de más de la mitad de la energía. Los glaciares Antisana y Cotopaxi, que proveen a Quito de dos tercios del agua que consume, están en riesgo de derretimiento parcial. Las costas bajas alrededor de Guayaquil son susceptibles a cambios en el nivel del mar.

México
Es uno de los dos únicos países latinoamericanos de habla hispana -junto con Costa Rica- en establecer objetivos específicos y voluntarios para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero: una disminución del 50% para 2050 respecto a los niveles de 2002. También es un ferviente impulsor de un "Fondo Verde" global que recibiría dinero de todos los países -con excepción de los más pobres- para financiar proyectos ecológicos. El país prepara para 2012 un plan de fijación de límites máximos e intercambio de los derechos de emisión, posiblemente vinculado a un sistema estadounidense para reducir emisiones, especialmente provenientes de la producción de cemento y las refinerías de petróleo. Tiene un gran poder de decisión en los foros internacionales sobre cambio climático debido a que forma parte de la OCDE (y no del G-77) y del G-20, aunque en las negociaciones a veces se lo vea como un satélite de Estados Unidos.

Vulnerabilidad: La mitad de la costa este del país, y particularmente de la costa del Golfo, es muy vulnerable a cualquier aumento en el nivel del mar y a un aumento en la intensidad o frecuencia de huracanes. Se prevé que la agricultura en algunas regiones se vea castigada por menos lluvias y más sequías. Los bosques tropicales del centro y el sur del país podrían ser reemplazados por la sabana. Según estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), México podría perder entre 6 y 30% de su PIB debido al impacto del cambio climático.

Paraguay
Según los críticos, hay poca evidencia de que el gobierno de Fernando Lugo esté tomando medidas serias para la mitigación o adaptación.

Vulnerabilidad: El país se encuentra bajo riesgo debido a la dependencia de su economía de los productos agrícolas y la energía hidroeléctrica. El boom de la soja promovió la deforestación, con lo cual aumenta la aridez o desertificación. El área de Chaco podría padecer mayores sequías.

Perú
El gobierno de Alan García anunció a fines de 2008 que aspiraba a la deforestación cero durante los diez años subsiguientes como una manera de contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Según el gobierno, precisa de unos US$20 millones anuales de la comunidad internacional para equiparar los US$5 millones que pretende invertir. Perú tiene la cuarta área selvática más grande del mundo después de Brasil, Indonesia y el Congo. Algunas estimaciones señalan que la mitad de sus emisiones se deben a la deforestación. Los grupos indígenas se oponen a las soluciones del mercado privado.

Vulnerabilidad: Según el Banco Mundial, en los últimos 35 años los glaciares peruanos se han reducido un 22%, lo que se traduciría en una disminución del 12% del agua potable de la zona costera, que alberga al 60% de la población del país. Lima es considerada una de las ciudades con más problemas relacionados al agua de todo el mundo. Además, Perú alberga una rica diversidad de especies amazónicas que quedarían muy vulnerables ante la pérdida de su hábitat.

Uruguay
Tradicionalmente, este país reclama un fondo de adaptación más amplio y eficaz, que permita a los países en desarrollo lidiar con el cambio climático. A finales de octubre, el gobierno anunció que tomaría sus propias medidas de mitigación entre las que incluyó un cambio en sus fuentes de energía. Anunció que se pondría el objetivo de aumentar del 6 al 15% el porcentaje de electricidad de fuentes sostenibles para 2015.

Vulnerabilidad: la construcción y el turismo a lo largo del estuario del Río de la Plata se encuentran en riesgo por el aumento del nivel de las aguas, especialmente cuando éste se combina con situaciones de clima extremo. El 70% de la población vive en las costas. También es vulnerable a situaciones climáticas extremas que puedan afectar su importante sector agrícola.

Venezuela
Miembro del ALBA, el gobierno de Hugo Chávez culpa sin medias tintas al mundo capitalista por el calentamiento global. También pertenece al grupo de la OPEP, que tiende a oponerse las medidas para conseguir bajas emisiones de carbono. Según la Agencia para la Información sobre la Energía de Estados Unidos, en 2007 Venezuela era el país de Latinoamérica con las mayores emisiones de carbono per cápita por consumo de energía. Los partidarios de Chávez destacan la "revolución energética" que prevé reemplazar 50 millones de bombillas de luz por otras de bajo consumo, la misión en la que se plantarán millones de árboles durante los próximos cinco años y el proyecto del Gasoducto del Sur, cuyo objetivo es transportar combustible barato y limpio a gran parte de la región.

Vulnerabilidad: Los manglares localizados en áreas costeras bajas son muy vulnerables a los aumentos en el nivel del mar. Las anomalías relacionadas a las lluvias podrían afectar el suministro de energía hidroeléctrica. Las áreas urbanas podrían ser susceptibles a episodios extremos, como el que en 1999 provocó grandes deslizamientos e inundaciones y dejó más de 30.000 muertos.

Fuente: BBC Mundo



09 de Diciembre de 2009

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