Habían pasado 25 años desde la última vez que un Grizzly mataba a una persona en el Parque Nacional de Yellowstone. El martes el contador volvió a ponerse a cero con la muerte de un campista que estaba haciendo trekking junto a su esposa hasta que fueron sorprendidos por una osa y sus crías.
El matrimonio se encontraba a 2,5 kilómetros del sendero principal más cercano (Wapiti Lake). A pesar de que ya habían divisado al mismo ejemplar del animal ese mismo día apenas unas horas antes, decidieron continuar con su caminata por una zona central y desolada del inmenso paraje natural estadounidense constituido Parque Nacional en 1871.
Cuando posteriormente se encontraron por sorpresa con el depredador, esta vez estaba acompañada de sus crías. Después de zarandear a la mujer, que, según declaró ayer a la policía, fue enganchada por la mochila y voló por los aires, el oso fijó su atención en su marido, que murió en el acto a causa de los zarpazos recibidos. Su mujer, que asegura no haber presenciado la escena, salió huyendo y solo sufrio unos pocos rasguños.
El Grizzly es una subespecie del oso pardo que puede llegar a alcanzar los 270 kilos y que es bastante habitual en la geografía de los Estados Unidos y Canadá. Uno de los momentos de mayor riesgo de sufrir un ataque se da cuando la madre va acompañada de sus crías, dada la sobreprotección que les brinda ante cualquier elemento que parezca una amenaza.
El Parque de Yellowstone es un vasto paraje natural con una extensión de 9.000 kilómetros cuadrados que abarca los estados de Montana, Idaho y Wyoming. La posibilidad, relativamente alta, de encontrarse con osos negros, Grizzlys, bisontes, alces o coyotes ha hecho del enclave un gran atractivo turístico. En 2009 batió su record histórico de afluencia con la llegada de 2.300.000 visitantes. Las autoridades procedieron ayer a cerrar las zonas de acampada cercanas al lugar donde se produjo el ataque.
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