Cuando en justo reconocimiento a sus trabajos científicos sobre Misiones y su desempeño sobre el terreno en la década de los ’60, le pusimos el nombre del Ing. Agr. Raúl Martínez Crovetto al Parque Provincial de las Sierras, en Colonia Taranco, los familiares del ilustre botánico nos hicieron llegar un libro póstumo, denominado "La Yerba Mate - Maravilla de América" editado en 1995 por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires, patrocinado por la Asociación Cooperadora Amigos del Museo José Hernández.
El libro resulta muy interesante, pero más aún en la actualidad, con el debate planteado sobre la conveniencia o no de permitir el cultivo de la Ilex dumosa y poder comercializarla luego como "Yerba Mate".
En la importante bibliografía que consulta el autor para alumbrar citas confiables sobre la yerba mate, desde la Conquista de América, hasta los grandes viajeros y naturalistas del siglo XIX, haciendo especial énfasis en el período de las Misiones Jesuíticas, va encontrando y develando incógnitas que merecen considerarse.
No hay que olvidar, en todo el texto que sigue, que el Ing. Agr. Martínez Crovetto fue un destacado botánico del Instituto de Botánica del Nordeste, dependiente de la Facultad de Ciencias Agrarias de Corrientes, discípulo de Lorenzo Parodi y que las afirmaciones que hace, por lo tanto, no son de un neófito, ni de un aficionado, sino de un profundo conocedor del tema, quizás del mayor de todos ellos.En el Capítulo IV denominado "Las especies de yerba mate cultivadas en las Misiones Jesuíticas en el siglo XVIII" el autor opina: "siempre se ha creído que los Jesuitas, en las misiones guaraníes, cultivaron exclusivamente una sola especie de yerba mate, la Ilex paraguariensis St. Hil., pero un análisis detenido de la documentación dejada por ellos, permite inferir que, además, cultivaron, beneficiaron y comerciaron una segunda especie que debe ser clasificada como Ilex dumosa Reiss. var. guaranina Loess".
"Una rápida revista de los escritos más importantes de los miembros de la Orden permite decir que, bajo la dirección de los Padres, los indios guaraníes cultivaron y elaboraron diversos tipos o clases de yerba, que utilizaron, a través de su comercio, para solventar el aspecto económico de los pueblos. De estas, las más importante, o por lo menos, la más mencionadas, son la caá miní ó mirí y la caá ibirá ó yerba de palos".
Hace una revisión cronológica de numerosos autores que escribieron al respecto, por ejemplo cita a los señores Anglés y Gortari, que en 1729, en su obra crítica a las Misiones, se lee "tienen los dichos Reverendos Padres Curas ocupados una gran parte de los Indios de su Pueblo en los montes, en el beneficio de la yerba: y como les abunda el gentío y no les cuesta nada su manutención, trabajan copiosamente y juntan porciones considerables de yerba de palos, que es la que más abunda y en el Pueblo de Nuestra Señora de Loreto, en el de Santa Ana y en otros dos ó tres más se beneficia y enzurrona la más selecta y escogida, que llaman Ca-miní de Loreto".
El historiador jesuita, Padre Pedro Lozano, hacia 1745 describe precisamente los dos tipos de yerba, pero insiste en que ambas se obtienen, con procesos diferentes, del mismo árbol, aunque manifiesta con claridad "la yerba Caaminí es incomparablemente más estimada que la de palos y suele valer dos y tres tantos más".
Describe el Padre Lozano que la Compañía de Jesús comercializa mayormente yerba caaminí para vender en los puertos de Santa Fe y Buenos Aires y con ello pagan los tributos que como vasallos deben al Rey de España y compran lo necesario para abastecer a los pueblos "que le es permitido por cédula real del año de 1679", en tanto que la yerba más basta y gruesa (de palos) es la que se consume en la Provincia Jesuítica y se manda a Chile y al Perú, desde Charcas a Potosí.
Otros autores como Cardiel (1747), el padre Muriel comentando al padre Charlevoix (1756), el Padre Guevara (1766), lo mismo que el historiador de los indios Abipones, Padre Dobrizzhoffer (en 1783) y el Padre Peramás (en 1793) dicen más o menos lo mismo "hay dos clases de yerba, o por mejor decir, dos modos diversos de prepararla, la una se llama caá miní; la otra caá ibirá, como si dijéramos menuda y gruesa"."La yerba más gruesa y de inferior calidad (yerba de palos) se vendía a razón de 2 pesos fuertes la arroba, la que era selecta y más fina (caaminí) a razón de 3 ó 4 pesos"
Es decir que para estos autores de una misma planta (Ilex paraguarienses St. Hil.) se obtenían estos dos tipos de yerbas, muy conocidos en la época y de un activo comercio, con amplia demanda en mercados que hoy, paradógicamente, ya prácticamente no la requieren, ni la consumen (Bolivia, Chile, Perú).
Sin embargo, el gran naturalista de la Orden, el Padre Sánchez Labrador, en su obra, en su mayor parte inédita, "El Paraguay Natural", escrita en 1774, menciona 5 tipos de plantas de yerba mate, e incluso las nombra y describe con mucha precisión.
No olvidemos que la Compañía de Jesús se destacaba de las otras órdenes religiosas, por la aceptación del estudio de las ciencias, por utilizar el método científico en las investigaciones y por la incorporación de conocimientos e innovaciones.
Veamos someramente los tipos de Yerba Mate descriptos por el P. Sánchez Labrador1º Caáy, también llamada caaguazú, por lo grande de sus hojas, la yerba hecha de éstas es buena, pero inferior a la caaminí.2º Caaminí, que da la más apreciada yerba y agrega, "los indios dan a esta el nombre de caayú, yerba amarilla, por el color verde claro que tienen sus hojas".3º Caá catí, "hierba de olor intenso, su infusión resulta algo insulsa, no es buena yerba".4º Caá aperea, "críase como un matorral, la hoja es muy pequeña, parecida a las orejas de un conejito, tiénese por mala yerba".5º Caá rá, "típica del río Ipané guazú, cuyo nombre en guaraní significa semejante o parecida a la yerba mate".
Para el distinguido botánico Eduardo Grondona, que se ocupó de la historia de la yerba, "puede reconocerse bajo el nombre de caay, a lo que se llama actualmente Ilex paraguariensis y con el de Caamirí a Ilex dumosa, caa rá podría ser Ilex brevicuspis y las otras dos aparentemente no son de la familia de las Aquifoliáceas, familia a la que pertenece el género Ilex.
Opina entonces el Ing. Martínez Crovetto "llegamos así al punto fundamental de esta nota, o sea el cultivo de Ilex dumosa por los indios de las Misiones del Paraguay, además de, por supuesto, el de Ilex paraguariensis, hecho incontrovertible que parece haber pasado desapercibido a los diversos investigadores que se han ocupado de la yerba mate"El Padre Sánchez Labrador anota "según los terrenos crecen más o menos los árboles y aún en los bosques los de caá miní se ven frecuentemente de una estatura mediana, pero es en los huertos donde muestran toda su altura y su belleza" esta frase es claramente demostrativa que en sus propios huertos (plantaciones) los jesuitas tenían plantas de caá miní.
También el autor analiza los inventarios de los bienes dejados por los misioneros luego de su expulsión y allí también surge claramente la existencia de yerbales de caá miní, bien diferenciados de los de caay, por los diferentes encargados de realizar dichos inventarios.
Otro gran estudioso, el francés Amado Bonpland, el científico que vino a la Argentina después de explorar el Río Orinoco junto a Alejandro Von Humbolt atraído por la fama de la Yerba Mate, amigo de Simón Bolívar y que por su avidez de conocimientos por esta planta le valió ser raptado en Candelaria por fuerzas del Dictador paraguayo Gaspar Rodríguez de Francia y privado de su libertad por casi 10 años, confinado en una chacra en el interior del Paraguay.
El gran Bonpland le escribía el 21 de junio de 1.821 a Francisco Ramírez que "en el pueblo de Candelaria encontré la yerba mate, pero la mayoría de las plantas son de las llamadas caá guazú y hay solamente algunos de la caá mirí", lamentándose por que la última se comercializa a un precio mucho mayor en el Perú.
Retornamos a Martínez Crovetto "con la excepción de Sánchez Labrador, todos los otros autores han sostenido que la yerba caá mirí provenía de la misma especie que producía la yerba de palos, los argumentos que usan resultan, a veces, bastante pueriles"......"No creemos, dado el espíritu cristiano y elevado de la Orden, que cometieran un fraude de tamaña categoría, haciendo pasar la yerba común como caá mirí, mucho más estimada y valiosa, tan sólo cerniéndola o pisándola en morteros. Es probable que, dado el hecho de que las Misiones del Paraguay dependían económicamente de la yerba, trataron de ocultar, o por lo menos, no divulgar el origen de dicha caá mirí"Incluso el Padre Sánchez Labrador, en su obra "El Paraguay Católico" da una explicación parecida a los otros autores, pero cuando redacta el capítulo específico en "El Paraguay Natural" pudo más su sinceridad científica y dejó, de esta manera una versión más precisa y veraz sobre el tema, suministrando un análisis, aunque breve, de la caá mirí y de las diversas especies que servían para producir yerba mate.
"Muchos se han ocupado, luego de la expulsión de los jesuitas de diversos problemas relacionados con la yerba mate, pero casi siempre se han valido de la información dejada por estos" es decir sin investigar demasiado y cita entonces Martínez Crovetto al propio Félix de Azara y a Machón.
Para finalmente concluir "estos, lo mismo que otros autores, han influido en la agricultura actual, siendo su consecuencia que se cultivara exclusivamente Ilex paraguariensis, quedando, según la legislación vigente prohibido el uso de cualquier otra especie en la preparación de la yerba mate".
Y finaliza en su conclusión "De esta manera Ilex dumosa, que según el consenso general producía una yerba de mejor calidad, fue echada al olvido".
Martínez Crovetto fallece en Corrientes en 1.988 y los últimos datos que incorpora a su libro son episodios del uso del mate en la Guerra de Malvinas (1.982) y por lo tanto nada sabía del desarrollo posterior de la posibilidad de volver a cultivar la Ilex dumosa, incluso el libro editado por la Municipalidad de Buenos Aires en 1.995 reconoce otros méritos y se toma más como una alabanza al mate y a su folklore, que a este importante aporte a la agricultura subtropical que hacía el ilustre botánico.Evidentemente mucho tiempo transcurrió desde la expulsión de los Padres Jesuitas en las Misiones guaraníes, del esfuerzo por volver a cultivar yerba de Amado Bonpland, para recién reinsertarse en la economía real cuando desde comienzos del siglo XX diversos investigadores logran hacer germinar la semilla de yerba e implantar los primeros cultivos (desde los "Huertos" de las Misiones) en la zona de campo de la Provincia y finalmente transformarse en el eje del crecimiento de la Región, constituyendo en la actualidad una importante agro-industria, generadora de ingresos, mano de obra y puestos de trabajo de gran importancia zonal.
Todo este desarrollo se ha efectuado exclusivamente sobre Ilex paraguariensis y para nada este artículo pretende volcar la opinión en beneficio de la otra posibilidad, Ilex dumosa, que olvidada por ignorancia ó ex-profeso, sigue siendo una posibilidad latente.
Se intenta traer, de la mano de una científico de la talla del Ing. Martínez Crovetto, a la memoria, un hecho agronómico y hasta cultural, que podría ser no menor y digno de analizarse dentro de esos contextos.No hay que olvidar que la Orden Jesuíta hizo que "se ganaran mercados" para el consumo de la Yerba Mate, algunos de ellos, como las ricas zonas mineras del "Alto Perú", donde en la actualidad prácticamente no se lo conoce más, en tanto que en otros, instalaron la costumbre y se arraigó tanto que hoy resulta un icono de la argentinidad o, con todo respeto, casi un símbolo patrio.
Parecería entonces que la quimera de los "tesoros" de las Misiones Jesuíticas no fue la prospección de oro o piedras preciosas en algún "secreto curso de agua" sino resultado del trabajo a conciencia, la investigación aplicada, el ejercicio sano del comercio y el justo reparto de las ganancias, lo que derivó en la prosperidad de los Pueblos Guaraníes.
Para la economía de aquella época, en cierto sentido tan sencilla y menos compleja que en la actualidad, las ganancias de la venta de la yerba mate diferenciada en calidad le permitió a la Orden adquirir elementos tan "lujosos" como la primera imprenta del Río de la Plata y publicar los primeros libros sagrados en idioma guaraní o comprar instrumentos ópticos para desarrollar también el 1er. Observatorio Astronómico de la Región.
¿No serán éstas, entonces, las claves del "tesoro" que nos legaran los Padres Jesuitas de las Misiones Guaraníes?
Comentarios
#1 Alexis dijo: 15.07.2011 - 10:52hs Gracias muy interesante !! pero donde puedo encontrar mas información de la Ilex dumosa ??
#2 Juan dijo: 16.11.2011 - 20:59hs Hola, en Argentina Las Marías (lasmarias.com.ar) comercializa una yerba que contiene 70% de Illex Dumosa, se llama Unión Relax. Saludos
#3 Gabriela Coluccio dijo: 14.05.2022 - 06:28hs hola, excelente articulo, la yerba union relax ah salido del mercado como puedo encontrar alguien que tenga Alex dumosa ? no tolero la cafeína y me encanta el mate gracias !