La gran polémica medioambiental que azota al Amazonas brasileño responde al nombre de Belo Monte.
Tras más de 35 años de vaivenes y discusiones sobre la viabilidad y el impacto socioambiental del proyecto, el pasado junio arrancaron las obras para construir en el cauce del río Xingú la tercera mayor hidroeléctrica del mundo.
La obra, que se lleva a cabo en el nórdico Estado de Pará, en el corazón del Amazonas, tiene una envergadura comparable a la del canal de Panamá y afecta a varias etnias indígenas y a un par de localidades que viven en una apacible precariedad desde su fundación hace más de un siglo.
Mientras el gobierno brasileño y el consorcio responsable de la construcción y explotación de la hidroeléctrica, Norte Energía, aseguran que Belo Monte contribuirá a subsanar las deficiencias energéticas de Brasil y que llevará el desarrollo económico a una región deprimida.
Grupos medioambientales y sectores indigenistas, espoleados por una reciente condena de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al proyecto, no cejan en su propósito de paralizar las obras.
Infraestructura
Altamira es la localidad donde se concentra el grueso de las organizaciones que se oponen a la construcción.
Con la llegada de los primeros contingentes de maquinaria pesada, el municipio se ha convertido en un hervidero de activistas que, bajo el paraguas de la plataforma “Xingú Vivo”, se fajan diariamente para forzar la paralización del proyecto.
Ya se perciben en las calles de Altamira: el trasiego de vehículos es infernal, encontrar una habitación disponible en la precaria oferta hotelera de la ciudad se ha convertido en misión imposible y los precios de los alimentos han subido vertiginosamente. Se calcula que la población de Altamira, que ronda los 100.000 habitantes, se vea duplicada.
2.200 Es el número de indios que viven en la zona afectada por la construcción de esta obra, según el Consorcio Norte Energía.
Por ahora, lo único perceptible es una discreta eclosión demográfica y un crecimiento desordenado de la economía local, aunque tanto el Ejecutivo de Brasilia como Norte Energía anuncian unas extraordinarias mejoras en infraestructuras, saneamientos, educación, salud pública y, en general, en la calidad de vida de Altamira y alrededores.
FUENTE | www.elpais.com
Comentarios
#1 Joseph Conrad dijo: 15.09.2011 - 08:52hs En cuanto a lo perceptible como " discreta eclosión demográfica " me recuerda consecuencias equivalentes en Futaleufu,Planicie Banderita, Cerros Colorados, Chocon,Salto Grande,Kariba,Assuan y otras mas. Y en cuanto a lo de " mejoras en infraestructura,saneamientos,educación,salúd pública etc " necesita de un fuerte esfuerzo en los programas de planeamiento familiar para evitar acentuar aún mas la prostitución que luego se expresa estadísticamente como discreta eclosión demográfica...