Patrimonio en riesgo


Presupuesto y recursos humanos insuficientes, deterioro, sobreexplotación turística, vandalismo: un informe reciente de la Auditoría General de la Nación alertó sobre serias fallas en el manejo de ocho sitios emblemáticos de la Argentina que forman parte del Patrimonio Mundial, como la Quebrada de Humahuaca, el Parque Nacional Iguazú, los glaciares y la Cueva de las Manos. Qué opinan los expertos y por qué el tema no llega a la agenda política.

l parque natural Talampaya y sus cerros esculpidos a capricho del viento; siglos de historia condensados en la Cueva de las Manos; el singular espectáculo del avistaje de ballenas en península Valdés... ¿podría pensarse a la Argentina sin ellos?

Postales emblemáticas que nos colocaron en la vidriera del mundo, algunos puntos de la geografía argentina han logrado, incluso, el máximo galardón de la Unesco, que elevó a ocho de ellos a la categoría de "sitios de patrimonio mundial". Pero ni la excelente reputación internacional ni la buena rentabilidad que suponen parecen haber despertado en el ámbito oficial algo más que indiferencia.

La mayoría de los sitios argentinos declarados Patrimonio Mundial por la Unesco tienen problemas de conservación que podrían afectar su valor excepcional. Así concluye un informe reciente de la Auditoría General de la Nación (AGN), que evaluó la gestión de la Comisión Argentina de Patrimonio Mundial, un organismo interministerial creado, justamente, para evitar que eso sucediera en el Parque Nacional Los Glaciares, las Misiones Jesuíticas Guaraníes, el Parque Nacional Iguazú, la Cueva de las Manos-Río de Pinturas, península Valdés, la Manzana y Estancias Jesuíticas de Córdoba, los parques naturales Ischigualasto y Talampaya y en la Quebrada de Humahuaca.

Deficiente infraestructura para recibir a los turistas o inadecuado manejo de los residuos sólidos urbanos en la Quebrada de Humahuaca; escaso personal para control y conservación en los parques naturales Ischigualasto-Talampaya; problemas de vandalismo y falta de conciencia en las poblaciones locales en el caso de las misiones jesuíticas guaraníes, y la lista sigue.

El diagnóstico enciende una luz roja. Y no se trata del único trabajo que, en los últimos tiempos, llamó la atención sobre el desmanejo de nuestro patrimonio mundial. La organización internacional World Monuments Fund dedicada desde hace décadas a la protección de sitios en riesgo- coloca tres bolillas negrasen su más reciente informe. Una de ellas por el Pucará de Tilcara, un sitio arqueológico emplazado dentro de la Quebrada de Humahuaca que hoy enfrenta todo tipo de amenazas: desde la erosión del suelo hasta la descontrolada afluencia de turistas. Los otros dos sitios en riesgo según el WMF son la Casa del Puente, en Mar del Plata, obra del arquitecto Amancio Williams, y el casco fundacional de la ciudad de La Plata.

Pero volvamos al informe de la AGN. Tras el relevamiento de la gestión del Comité Argentino para el Patrimonio Mundial (CAPM), realizada entre 2005 y 2010, el equipo auditor concluyó lapidariamente que el organismo carece de organización, recursos y presupuesto.

"Si bien está integrado por representantes de las áreas de la Administración Nacional vinculadas a patrimonio natural y cultural, el CAPM no se reúne con la periodicidad mínima ni emite dictámenes acerca de problemas de conservación, ni funciona como un organismo nacional de formación y de referencia en la materia", continúa el informe, que finaliza recomendando la implementación efectiva de planes de gestión que armonicen conservación y desarrollo local, y que contemplen mayor asignación de recursos así como una mayor articulación entre los administradores locales de los sitios y el CAPM.

El arquitecto Alfredo Conti es vicepresidente del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), uno de los tres órganos consultivos que asesoran a la Unesco al momento de decidir cuáles sitios ameritan integrar la lista de Patrimonio Mundial y cuáles no. A su criterio, en los organismos encargados de proteger el patrimonio nacional es frecuente que haya falta de coordinación. "Las comunidades locales no siempre están implicadas en el manejo de los sitios. Además, los organismos cuentan con personal idóneo, pero no siempre hay presupuestos adecuados. Por lo general, la comunicación no es óptima", analiza Conti, también presidente de Icomos Argentina.

Su colega Fabio Grementieri, especialista en patrimonio arquitectónico, coincide con estas apreciaciones. "La mala coordinación y la falta de diálogo nos hablan de la falta de interés de la clase política", señala. Y agrega: "En materia de gestión cultural, tenemos organismos que se superponen en sus funciones, como es el caso de la Comisión Nacional de Monumentos y la Dirección Nacional de Arquitectura, cuando, en realidad, lo que necesitamos son verdaderas políticas de Estado. El patrimonio cultural es un recurso no renovable".

Pero las culpas no recaen únicamente sobre la clase política. También hay una sociedad que desconoce su propia riqueza y no exige su cuidado. "La sociedad argentina ignora, niega, no se muestra interesada por la conservación y los políticos lo saben, por eso no se mueven en ese sentido. Cuando la sociedad presione, se ocuparán. Porque detrás vienen los votos", reconoce una fuente del sector, que prefirió permanecer en el anonimato.

Una vez que un sitio pasa a integrar la lista de Patrimonio Mundial se transforma, también, en un destino turístico más difundido a nivel global. "Lo que se busca es lograr que ese bien se conozca y, a la vez, que se lo preserve de cara al futuro. Pero siempre existe el riesgo de la sobreexplotación, de que un sitio pierda su esencia y se ?disneylandice'. Hay un mayor desgaste de ese bien que tiene que preverse al momento de su nombramiento", sostiene Grementieri.

La Convención de la Unesco estipula que cada sitio de Patrimonio Mundial posea un plan de gestión del lugar, que armonice esa mayor presión a la que será sometido y que tienda al equilibrio entre el desarrollo y la preservación. Lo que en la jerga se conoce como turismo sustentable (ver aparte).

En el caso de los sitios locales, la AGN consigna que hasta el año 2009 las Misiones Jesuíticas Guaraníes no contaban con un plan de manejo y que la Manzana y las Estancias Jesuíticas de Córdoba carecían de un plan de gestión integral. La Quebrada de Humahuaca, en tanto, tampoco poseía un Plan de Ordenamiento Territorial ni se había creado el Instituto de Gestión de la Quebrada, mientras que el plan de gestión del sitio como Patrimonio Mundial se había formalizado seis años después de su declaración como tal.

Pero la exigencia de un plan de gestión para cada sitio no es mera burocracia. Y la Quebrada de Humahuaca puede dar fe. En 2001 el sitio poseía 37 alojamientos para visitantes, mientras que en 2009 la oferta había aumentado a 126, y el número de turistas había aumentado más de quince veces entre mediados de los noventa y 2006, de acuerdo con datos de la secretaría de Turismo de Jujuy.

Pero, ¿qué pasa cuando un sitio se abre al mundo sin el ordenamiento adecuado? Lo primero es el riesgo que se corre de que el lugar se resienta: que surjan construcciones desordenadas que, en algunos casos, alteren el paisaje; que se produzcan problemas con el abastecimiento de agua y electricidad, que haya un manejo inadecuado de los residuos, etcétera.

La preocupación de un miembro de la AGN por el estado de la Quebrada de Humahuaca sirvió de iniciativa para que el organismo colocara el foco en la gestión de todos los sitios, según reconoce su presidente, Leandro Despouy: "En general, se nota un enorme descuido en la gestión de estos valores que trascienden nuestras fronteras. Lo que impulsa esta auditoría es que se prevea mayor presupuesto, que se contemplen las previsiones que plantea la propia Convención de la Unesco y que haya una articulación más fluida y responsable entre los diferentes actores involucrados", sintetiza. La Nacion solicitó en reiteradas oportunidades una entrevista con algún miembro del CAPM a través de la oficina de prensa del Ministerio de Educación, pero el requerimiento nunca fue respondido.

Ampliar la lista

Para que un sitio logre alcanzar la categoría de Patrimonio Mundial el camino no es sencillo. En el caso argentino, es justamente el CAPM el organismo encargado de seleccionar sitios o bienes culturales con el potencial de ser incorporarlos a una lista tentativa nacional. Cada sitio candidateado deberá atravesar diversas instancias burocráticas, que incluyen tanto presentaciones ante la Unesco como visitas de delegados internacionales, luego de lo cual puede ser aceptado o rechazado.

En la actualidad, la lista tentativa de bienes nacionales está integrada por el Casco urbano fundacional de la ciudad de La Plata; el parque nacional Los Alerces, el paisaje cultural de Buenos Aires, el río, la pampa, la barranca histórica y la inmigración; la casa Curuchet; el parque nacional Las Quijadas; el sistema vial andino Qhapaq Ñan; la reserva natural y cultural Antofagasta de la Sierra y parque arqueológico La Tunita; la reserva natural Pehuen-Co-Monte Hermoso; el campo volcánico Llancanelo y Payun Matru, y Santa Fe La Vieja (Cayastá). Entre 2005 y 2010, la suerte de todos ellos fue variada, pero ninguno logró engrosar la lista de bienes argentinos de Patrimonio Mundial.

"La elaboración de una lista tentativa sistemática que contemple la riqueza y diversidad cultural del país es una tarea pendiente -se lamenta Alfredo Conti-. La actual lista tentativa de la Argentina es muy exigua en comparación con las de otros países de la región y no incluye algunas categorías patrimoniales que están relacionadas con la identidad cultural argentina. La inclusión de bienes como la ciudad de La Plata, o el paisaje histórico de Buenos Aires, ya nominados a la Lista del Patrimonio Mundial pero con recomendaciones de no inscripción por parte del Icomos, se debe a que las postulaciones fueron retiradas antes de su tratamiento por el Comité de Patrimonio Mundial, lo que implica que podrían presentarse nuevamente en el futuro."

En el descargo formulado por la Comisión Nacional Argentina de Cooperación con la Unesco (Conaplu), organismo del que se desprende el CAPM y que respondió a las observaciones de la AGN -en la mayoría de los casos, rechazándolas-, se aclara que la presentación de una lista tentativa no es una obligación estipulada en la Convención de la Unesco.

Lo cierto es que, tal como le responde la AGN, cuando un Estado adhiere a la convención es porque tiene interés en que ciertos bienes de su territorio sean incluidos en la lista de Patrimonio Mundial. "Para la inclusión de un bien -se lee en el informe- es obligatorio que esté inscripto en la lista tentativa del país, de lo que se desprende que si un Estado quiere incluir bienes, es necesario que conforme una lista tentativa."

Grementieri recomienda ampliar el criterio de selección: "La Argentina tiene un patrimonio enorme, pero sólo se proponen exponentes de la época prehispánica o colonial. Estamos viviendo una especie de revival de los setenta, cuando el patrimonio arquitectónico de fines del siglo XIX y principios del XX era discriminado por cuestiones ideológicas, por pertenecer a los tiempos del liberalismo. Nuestra arquitectura de la belle époque es única. No fue el capricho de una elite sino un fenómeno de la inmigración. Deja mucho que desear esta comisión. No sólo porque propone poco, sino también por el acotado perfil de lo que propone."

Seleccionadas por la Unesco por su valor excepcional, las principales joyas de nuestro patrimonio se debaten entre la admiración mundial y el desinterés local. Una paradoja que podría costarnos demasiado caro.

Sitio: Parque Nacional Los Glaciares
Integra el Patrimonio Mundial desde: 1981

Observaciones de la AGN: necesidad de reactivar e incrementar las tareas de investigación; falta de personal.

Sitio: Cueva de las manos, rio Pinturas
Integra el Patrimonio Mundial desde: 1999

Observaciones de la AGN: falta de presupuesto; insuficiente organización para la gestión del sitio.

Sitio: Misiones Jesuiticas Guaranies
Integra el Patrimonio Mundial desde: 1983 /4

Observaciones de la AGN: vandalismo; falta de conciencia en la población local; no hay plan de manejo.

Sitio: P. Ischigualasto y Talampaya
Integra el Patrimonio Mundial desde: 2000

Observaciones de la AGN: falta de agua y escaso personal (Ischigualasto); falta de personal, asentamiento humano dentro del parque (Talampaya).

Sitio: Manzana y Estancias Jesuiticas
Integra el Patrimonio Mundial desde: 2000

Observaciones de la AGN: presupuesto insuficiente para conservación, restauración y mantenimiento.

Sitio: Peninsula Valdes
Integra el Patrimonio Mundial desde: 1999

Observaciones de la AGN: la magnitud del área dificulta el monitoreo, ingresos generados que no se reinvierten allí.

Sitio: Parque Nacional Iguazú
Integra el Patrimonio Mundial desde: 1984

Observaciones de la AGN: problemas de conservación en la selva paranaense y sobreexplotación de la actividad agrícola.

Sitio: Quebrada de Humahuaca
Integra el Patrimonio Mundial desde: 2003

Observaciones de la AGN: no se creó el Instituto de Gestión; deficiente infraestructura para recibir al turismo, inventarios deficientes.

Fuente: Lorena Oliva para La Nación



20 de Febrero de 2012

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